El futuro presidente de México no augura para su gobierno sino un escenario represivo. Al hablar ayer por primera vez de terrorismo, en el contexto de las sospechosas explosiones de la madrugada del lunes, dijo: “quiero ser honesto en el planteamiento, no será fácil, no será rápido, sería pretencioso el ofrecer resultados inmediatos, sería una jactancia imperdonable decir que la solución está simple y sencillamente al alcance de la mano, nos va a costar trabajo, tiempo, recursos económicos también y nos va a costar por desgracia muy probablemente vidas humanas”. El próximo mandatario mexicano dijo que en esta lucha “no hay otra alternativa, esta será una batalla difícil, dura, pero la vamos a enfrentar y la vamos a ganar con el apoyo de todos los mexicanos”.
Sólo el impactante reinado de la doble moral nacional, permite que el comentario de Calderón que promete crímenes de Estado sea iniciado como un gesto de honestidad argumentativa.
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