miércoles, julio 11, 2007

Irregularidades

El ex fiscal Carrillo Prieto, encargado en su momento de la Femospp, no debió nunca caer en lo que el Secretario de la Función Pública atribuye a un problema cultural y de costumbre. Una oficina que tenía el papel de hacer justicia frente a crímenes de Estado no debió hacer costumbre aquello que sólo cínicamente puede denominarse cultural, como si todos los funcionarios fueran iguales. Las irregularidades, malversaciones e ineficiencia que mencionan algunos periódicos, sobre los actos de corrupción de Carrillo Prieto y su personal constituyen una afrenta a las víctimas y a toda la sociedad. Es evidente que tampoco se explican como fenómeno cultural (a menos que el secretario de la Función Pública esté confundido con su trabajo, tan lejos del análisis sociológico). Carrillo Prieto actuó de mala fe, boicoteó el trabajo de un equipo histórico y permitió que el área ministerial se dedicara a hacer nada. Estamos ante una vergüenza internacional de enormes proporciones.
Esto, sin embargo, no debe esconder que el objetivo general que se trazó Carrillo Prieto fue proteger al ejército y producir información política para darle maniobra al nuevo partido de poder. Sus consignaciones fueron ineficientes pero no por ingenuidad o torpeza, sino porque obedecieron a un objetivo espurio.
Repercusiones: 20 millones de pesos en gastos sin comprobantes

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